El contrato de reserva y el de arras permiten formalizar el interés de una vivienda mientras se realizan trámites sin riesgo de que otro comprador la adquiera.
El contrato de reserva de vivienda y el contrato de arras tienen como objetivo garantizar la operación de compraventa del inmueble normalmente durante el tiempo que necesita el comprador para vender su vivienda actual o conseguir un préstamo hipotecario.
Estos documentos suelen incluir una serie de puntos importantes que se tienen que cumplir. Esta es la información básica presente en la mayoría de modelos de estos contratos:
Una de las ventajas más importantes que tienen estos acuerdos es la seguridad que dan tanto al comprador como al vendedor de que se va a formalizar la transacción.
Por su parte, el comprador se asegura de que tomara posesión de su vivienda en el tiempo establecido y por el precio acordado en el contrato de reserva. En el caso del vendedor, supone una garantía de cuánto dinero recibirá y determina en qué momento deberá entregar la casa.
En cuanto a las desventajas, la principal es que ninguna de las dos partes puede echarse atrás una vez se haya firmado. Por eso es fundamental que el comprador se asegure antes de firmarlo de que le concederán la financiación que necesita. Además, el vendedor pierde la oportunidad de encontrar a alguien que pague más o de quedarse con la casa si cambia de idea.
Un contrato de reserva de vivienda es un documento a través del cual el comprador reserva la casa a cambio del pago de una cantidad de dinero, conocida como `la señal´, que posteriormente se restará del precio de esta. Una vez terminado el plazo fijado el vendedor se compromete a entregar el inmueble.
El dinero de reserva se establecerá en función del precio de venta. Aunque no es una cantidad fija, se suele situar entre el 1% y el 5% del precio total del inmueble. Por ejemplo, si se quiere reservar una casa valorada en 250.000 euros, habrá que pagar entre 2.500 y 12.500 euros de reserva al vendedor. Este pago no es un extra, sino que se descuenta del precio final de la casa.
Hay que tener en cuenta que las cláusulas que se incluyen en el contrato son de obligado cumplimiento para ambas partes, y son la base del posterior contrato de compraventa.
El contrato de arras se firma también con el objetivo de garantizar la compra de la vivienda e igualmente se entrega una señal en función del precio. Normalmente se entrega el 10% del valor de la vivienda en concepto de arras. Siguiendo con el ejemplo anterior para un inmueble de 250.000 euros el comprador tendría que desembolsar 25.000 euros. Sin embargo, hay que recordar que el contrato de arras es un pacto completamente libre, por lo que las cantidades pueden variar según acuerden las partes implicadas en la compraventa.
Existen tres modalidades diferentes de contratos de arras que conllevan distintas obligaciones y derechos:
El contrato de reserva de vivienda, a diferencia de lo que ocurre con el contrato de arras, no puede rescindirse, a menos que en las cláusulas del contrato se hayan recogido unas causas de rescisión y estas se cumplan. En resumen, ambas partes acuerdan la compraventa de la vivienda, sin posibilidad de echarse atrás.
El contrato de arras ofrece la posibilidad de reservar la casa y luego rescindir el contrato si se abona la indemnización. Puede resultar muy útil si hay dudas respecto a la concesión de una hipoteca. Sin embargo, también existe el riesgo de que el vendedor pueda encontrar un comprador mejor o que, al final, se arrepienta.
El contrato de arras está recogido en el Código Civil, sin embargo, el contrato de reserva de vivienda no cuenta con una regulación establecida. Por ello, el contrato de arras es más seguro a nivel jurídico y si se incumple el dictamen dependerá del juez correspondiente.
Con todo, es recomendable contar con el asesoramiento profesional de un experto de confianza , que responderá cualquier duda que surja y podrá aconsejar lo que más conviene de acuerdo a cada situación económica particular.